Abdominales que no son lo que parecen

Enrollamiento vs incorporación

En los últimos años, el número de ejercicios ha crecido mucho, sobre todo aquellos orientados al entrenamiento de la zona abdominal y lumbar, también llamada core.

Los ejercicios de abdominales y lumbares proporcionan numerosos beneficios. Contribuyen a mejorar la postura corporal y aumentan la fuerza y la estabilidad de la columna vertebral, entre otros. También previenen la aparición de lesiones y facilitan la correcta transmisión de fuerzas entre las piernas y los brazos, en la mayoría de los gestos deportivos. 
 
El trabajo abdominal es muy importante, incluso para preparar el cuerpo en acciones tan sencillas como correr.
Para lograr beneficios hay que seleccionar los ejercicios más adecuados. Es necesario tener en cuenta las características estructurales de cada uno. Reducir la tensión en los músculos con exceso de tono y fortalecer los músculos más débiles.

Sin embargo, hay ejercicios que pueden alterar el equilibrio muscular de la zona lumbar. Este es el caso del ejercicio que puedes ver en la imagen superior.

Para conocer las razones, hay que analizar el movimiento desde el inicio hasta el final.

 
 Análisis del ejercicio: 
 
1. Durante los primeros grados de flexión del tronco se activa la musculatura abdominal. Hasta ahí todo correcto. Solo la parte superior de la espalda se ha despegado de la colchoneta.

2. Al inicio de la incorporación, la zona lumbar se despega del suelo. El trabajo del abdomen continúa, pero se activa el psoas.

El psoas es un músculo flexor de cadera, cuya inserción proximal se encuentra en las vértebras lumbares. Esta disposición anatómica hace que, al contraerse, las vértebras lumbares se dirijan hacia arriba y hacia delante, aumentando la tensión en esta zona. 

El psoas tiene tendencia a presentar exceso de tono y acortamiento, sobre todo si pasas muchas horas sentado.
La mejor opción para el psoas es estirarlo o trabajarlo en posiciones que no potencien su acortamiento.

3. Al continuar la incorporación, el cuerpo alcanza una posición vertical para luego dirigirse hacia delante. El trabajo abdominal desaparece.

 
 Conclusiones: 

En definitiva, solo trabajas la musculatura abdominal en los primeros grados de flexión del tronco. El resto del recorrido no proporciona trabajo extra. Además, no es la mejor opción para entrenar el psoas, ya que se potencia su acortamiento.

Recuerda que un psoas acortado o muy tenso puede aumentar la curvatura lumbar y generar dolor en esta zona.

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